martes, 11 de marzo de 2008

De estrellas y maullidos

Pensando estoy. No en la playa, no sobre el tinaco de mi casa, no en el patio; simplemente aquí no quiero, aún no.

Escucho al gato chubby pasar, no es mi amigo pero en ocasiones nos damos los buenos días. Quizá está casando. También se escucha el viento pasar, mucho viento y con polvo. No agrada.

Lo divertido es que recuerdo esas noches con los amigos cuando ibamos al muelle, planear, beber y reir, decir estupideces, contar fantasías e historias, acostarnos con el fresco de la noche y la compañia de las pequeñas olas y la brisa de la bahía. Recuerdo que en ocasiones veíamos estrellas fugaces o eso que parecía estrellas fugaces y pedir el deseo. Es increíble poder admirar ese cielo de costa, libre y claro.

La última ocasión que vi algo similar estaba con Rosso, fantástico.

El silencio fuera de la ciudad sólo las olas del mar y la brisa, la noche fresca que provoca el reposo obligatorio, la gente en armonía, el lugar que se da para soñar, vernos con vida y apreciar lo que aún hay. La grata compañía que multiplica todas los sensaciones, que proporciona una mejor estancia, un mágico momento que hay que repetir. No es crear rutina, es disfrutar la vida.

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