El tacón no sabía que hacer, por un momento olvidó quien era y se vio como común, como todos. La indiferente felpa lo acompaño, lo cuido y después lo abandonó para continuar su actividad no sin antes brindar felicidad. Pasó el tiempo y no se encontraron jamás. Los días, las noches, las estaciones pasaron y sólo hay un recuerdo que no se olvidará.
Me suena a cuento, relato o fábula que quizá había leído, zaz.
No sé.
No sé.
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